martes, 23 de febrero de 2016

Pequeñas tragedias



Camino lento con el bastón golpeando fuerte el suelo, con cierta ira, con cierto descontento.
Y así, con todo el tiempo y toda la necesaria lentitud, se contempla la belleza durante más tiempo, con más detalle. Y también las pequeñas tragedias que pasan inadvertidas para los seres que se mueven más veloces.
Hay rincones dramáticos, mini dramas a los que es necesario prestar atención, un homenaje de admiración a las vidas que contuvieron los pequeños cadáveres.
Y te das cuenta que es más fácil ver la muerte que la vida. Porque la vida salvaje se esconde de otras vidas; pero la muerte es ostentosa. Impúdica.
Es inevitable sentir cierta pena por el ratón, es injusto que algo tan pequeño, pueda sufrir tanta muerte.
Como si hubiera ensañamiento.
A veces no quiero mirar a la tierra, prefiero el cielo, porque allí, por una constante universal no flotan cadáveres hermosos y tiernos que parecen peluches, juguetes.
Sería absurdo que lloviera muerte.
Aprendes a no tener miedo, los pequeños animales y sus tragedias, hacen un acto de valentía que a veces me sobrecoge.
No es un juguete, es un cadáver auténtico, una vez vivió, hace muy poco.
Memento mori...


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