sábado, 27 de junio de 2015

Tanta vida


Hay tanta vida ahí que avergüenza la poca que hay en mí.
Soy una mierda.
Yo quiero morir ahí, arrastrarme entre toda esa vida y encontrar una sombra donde dejar que el corazón se detenga.
Es la catedral de la vida misma. No es que quiera más, no quiero un segundo más de vida de la que sé que me queda; es que esa vida profunda, alta, espesa, hermosa, me dice que vaya, que ya no hay nada ahí donde me parieron, que vuelva allá donde siempre debería haber estado.
Es cruel y es hermoso el rumor de las hojas que llaman a descanso, a muerte.
Si creyera en algo, rezaría por tener fuerzas cuando llegue el momento para morir ahí.
Si supiera cuando, acamparía unas horas antes, y moriría sin que nadie lo supiera.
Anónimo y oculto.
Y un petirrojo animándome a cerrar los ojos.
Es preciosa la muerte.
Hermosa...


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